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Indicadores de sustentabilidad para lechería especializada: Una revisión

J F Ruiz, R Barahona Rosales y D M Bolívar Vergara

Grupo de Investigación BIOGEM, Departamento de Producción Animal, Facultad de Ciencias Agrarias,
Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Calle 59ª #63-20, Medellín, Colombia
jfruize@unal.edu.co

Resumen

La evaluación de la sustentabilidad debe seguir una aproximación que integre los componentes sociales, ambientales, técnicos y económicos de los sistemas de producción. Para su realización es necesario contar con diferentes indicadores que resuman y cuantifiquen los componentes de la sustentabilidad (social, económica, técnica y ambiental) enfocándolo en este caso para la lechería especializada. Esta revisión incluye definiciones de sustentabilidad de los sistemas de producción y discute sobre la utilidad de estos indicadores para la evaluación de agroecosistemas y para la generación de políticas públicas. Se discute sobre las debilidades actuales en cuanto a la falta de metodologías y criterios específicos para la selección transparente de indicadores, lo que puede restar credibilidad a las evaluaciones de sustentabilidad y puede llevar a tomar decisiones erradas. Se concluye que la generación de indicadores de sustentabilidad para lechería especializada se encuentra en construcción y que un mayor esfuerzo de investigación debe ser dedicado a este tema.

Palabras Claves: agroecología, factores ambientales, factores sociales, factores económicos, factores técnicos



Sustainability indicators for specialized dairy production: A review

Abstract

The sustainability assessment should follow an approach that integrates the social, environmental, technical and economic components of production systems. For its realization it is necessary to have different indicators that summarize and quantify the components of sustainability (social, economic, technical and environmental), focusing it in this case for specialized dairy. This review includes definitions of sustainability of production systems and discusses the usefulness of these indicators for the evaluation of agroecosystems and for generating public policies. It discusses the current weaknesses in terms of the lack of specific methodologies and transparent criteria for the selection of indicators, which can undermine the credibility and sustainability assessments can lead to making wrong decisions. It is concluded that the generation of sustainability indicators for specialized dairy is under construction and a greater research effort must be devoted to this topic.

Keywords: agroecology, environmental factors, social factors, economic factors, technical factors


Sustentabilidad o Desarrollo Sustentable.

La sustentabilidad puede definirse como la condición o estado de un agro ecosistema en un momento determinado y el Desarrollo Sustentable hace alusión a las actividades o procesos que se realizan para alcanzar la Sustentabilidad, sin embargo en la literatura consultada se utilizan estos dos términos como sinónimos.

Para las actividades agrarias, la FAO define el desarrollo sustentable como “el manejo y conservación de la base de recursos naturales, y la orientación de los cambios tecnológicos e institucionales, de manera que se garantice la satisfacción de las necesidades humanas para las generaciones presentes y futuras, ahora y en el futuro. Este desarrollo sustentable (en los sectores de la agricultura, la silvicultura y la pesca) conserva los recursos de la tierra, el agua, plantas y animales, no degrada el medio ambiente, es técnicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable” (FAO 1999)

Otra definición más generalizada de desarrollo sustentable es la propuesta “Nuestro Futuro Común”, también conocida como Informe Brundtland (1987), que la define como “...el manejo y conservación de la base de los recursos naturales y la orientación de un cambio tecnológico, de tal forma que se asegure la satisfacción de las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades, conservando con ello el medio en que vivimos”. Esta concepción hace hincapié en el uso racional del suelo, el agua y la biodiversidad, bajo la perspectiva de un desarrollo técnicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable (Brunett et al 2006).

Van Calker et al (2008) afirmaron que la función general de la sustentabilidad agrícola se basa en aspectos económicos, sociales externos e internos y aspectos ecológicos. Dentro de este concepto, la sustentabilidad económica se define como la capacidad del productor para continuar con su actividad productiva (viabilidad económica); la sustentabilidad social interna se refiere a las condiciones de trabajo para el agricultor y sus empleados; la sustentabilidad social externa se refiere a la preocupación de la sociedad por el impacto de la agricultura sobre el bienestar de las personas y los animales y la sustentabilidad ecológica se refiere a amenazas o beneficios para la flora, la fauna, el suelo, el agua y el clima.

En otra concepción, se destacan los aspectos culturales, económicos y sociales (Masera y López-Ridaura 2000), al definir a la agricultura sustentable como: “…la que persigue una distribución justa y equitativa de los costos y beneficios asociados con la producción, se preocupa por el rescate crítico de prácticas de manejo utilizadas por diferentes etnias, de igual manera busca reducir las desigualdades actuales de acceso a los recursos productivos e intenta, así mismo, desarrollar tecnologías y sistemas adaptados a la diversidad de condiciones ecológicas, sociales y económicas locales, además de tener que ser rentable ”.

Por lo tanto, el desarrollo sustentable tiene implícito el mejoramiento de la calidad de vida, el acceso a los servicios básicos, el aumento de los niveles educativos, la seguridad alimentaria, la posibilidad de tener empleo, vivienda y trabajo, la disponibilidad de recursos naturales por parte de la actual y futuras generaciones y fundamentalmente la participación política (Bolívar 2011).

Según (Astier et al 2008), la sustentabilidad en los sistemas de ganadería debe incluir los siguientes atributos: productividad, estabilidad, confiabilidad, adaptabilidad y equidad. La productividad es la capacidad del sistema de producción de brindar los productos principales que se generan en él. De este concepto se desprende la rentabilidad del sistema de producción, un atributo en el que la mayoría de los productores se han enfocado, prestándole más atención que a otros componentes que podrían estarse sacrificando, dentro de los que incluye el componente ambiental. La estabilidad de los sistemas de producción implica que estos puedan generar productos durante el tiempo, sin disminuir sus producciones, ni comprometer los recursos involucrados en los procesos. La confiabilidad se refiere al nivel de seguridad con que los sistemas de producción son capaces de mantener su productividad frente a los imprevistos que puedan ser generados. La adaptabilidad es la capacidad de los sistemas de acoplarse a nuevas situaciones sin comprometer su productividad, a través de una búsqueda activa por nuevas formas de producción. Finalmente, la equidad está relacionada con una distribución justa de los beneficios y costos que acarrea el manejo de los recursos naturales dentro de los sistemas de producción.

Otros elementos incorporados a la definición de sustentabilidad son: 1. El concepto de sustentabilidad es por naturaleza dinámico, por lo tanto, no puede decirse que un agroecosistema es o no sustentable, sino que es más o menos sustentable que antes, o que otro, si se le compara. 2. No todos los objetivos que se establecen en la sustentabilidad pueden llegar a alcanzarse al mismo tiempo. 3. La evaluación de sustentabilidad debe hacerse sobre agroecosistemas específicos, por lo tanto, los objetivos pueden variar tanto en tiempo como en espacio. Por esta razón, no se puede realizar una evaluación de sustentabilidad puntual y estática de un agroecosistema, sino que esta debe llevarse a cabo para comparar agroecosistemas, ya sea el mismo en una escala de tiempo o diferentes agroecosistemas a los que se les pueda aplicar una misma metodología de evaluación (García et al 2001).

Estas definiciones de agricultura sustentable se derivan básicamente del enfoque agro-ecológico, el cual plantea que el desarrollo sustentable es la medida de la habilidad de un agroecosistema para mantener la producción a través del tiempo, en la presencia de repetidas restricciones ecológicas y presiones socioeconómicas. Así, la productividad de los sistemas agrícolas no puede ser aumentada indefinidamente: los límites fisiológicos del cultivo, la capacidad de carga del hábitat y los costos externos implícitos en los esfuerzos para mejorar la producción, imponen un límite a la productividad potencial (Altieri y Nicholls 2000).

En la presencia de tantas consideraciones, es difícil definir de forma concisa y concreta el significado de sustentabilidad en la agricultura, pues la integración de las dimensiones sociales, económicas y ambientales, en espacios y tiempos, conduce a no poder delimitar rígidamente al concepto (Brunett et al 2006). Así, es necesario recurrir a la propuesta de buena parte de los investigadores dedicados al estudio de la agricultura sustentable (Pretty 1995, García et al 2001, Masera y López-Ridaura 2000), quienes reconocen que no se puede circunscribir el concepto de sustentabilidad a una definición estrecha de carácter universal y única, por lo que para establecer el comportamiento del agroecosistema se opta por una serie de criterios, como línea general para delimitar al concepto. Los criterios se fundamentan en los siguientes principios: 1. Ser ecológicamente válido. Esto se entiende al mantenimiento y restauración de los recursos naturales e implica acciones dirigidas al uso de recursos minimizando pérdidas de nutrientes y energía y reduciendo la contaminación. 2. Ser económicamente viable. Se refiere a garantizar retornos suficientes para cubrir los costos, asegurando una fuente permanente de ingresos, con altos niveles de productividad para la continuidad del sistema. 3. Ser socialmente justa. El poder y los recursos deben ser distribuidos de forma equitativa, promoviendo la autogestión y garantizando la participación en el control de los medios de producción y de los recursos naturales.

A pesar que los defensores de la agricultura sustentable concuerdan en que el enfoque agrícola convencional es inadecuado, existen diferencias significativas en cuanto a que tipo de prácticas agrícolas deben ser implementadas para acercarse a la sustentabilidad. Sin embargo, hay un mayor grado de acuerdo con respecto a los problemas asociados con la agricultura convencional, que con las estrategias necesarias para hacer frente a ellos. (Rigby y Cáceres 2001).

Aunque existen muchas definiciones del concepto de sustentabilidad agrícola, este presenta dificultades en cuanto a su implementación operativa, debido a los problemas derivados de su carácter temporal, lo que obliga a analizar la futura producción de bienes y servicios por parte de la agricultura. También es difícil identificar que demandas específicas debe satisfacer la agricultura para ser sustentable. Así la sustentabilidad debe ser entendida en gran parte como una construcción social que cambia en función de la sociedad y por lo tanto tiene que ser formulada para un conjunto de condiciones geográficas y temporales específicas (Gómez-Limón y Sanchez-Fernandez 2010).

Dado que el concepto espacio-tiempo es un tema crucial, esto lleva a preguntarse: ¿Por cuánto tiempo debe un agroecosistema comportarse de manera sustentable para ser considerado sustentable, y cómo se debe evaluar la sustentabilidad? Así, es muy difícil determinar si ciertas prácticas agrícolas son sustentables o no. Es sólo en retrospectiva que las técnicas sustentables pueden ser verdaderamente identificadas. La identificación de tecnologías sustentables es cuestionable, ya que dicha identificación se basa en hipótesis sobre la gestión sustentable de los recursos naturales y el mantenimiento de su capacidad productiva a través del tiempo (Rigby y Cáceres 2001).

Otra gran dificultad de estimar la sustentabilidad, es integrar los diferentes componentes, ya que hay algunos que son opuestos y tener un sistema de producción “perfecto” es imposible. Sin embargo, los productores agropecuarios deben tratar de volverse más eficientes buscando armonía entre los componentes de la sustentabilidad, a fin de tener sistemas de producción sustentables y competitivos.

La mayoría de preocupaciones sobre sustentabilidad de los sistemas agropecuarios son a nivel de región o país. Sin embargo, aunque una granja es un pequeño subsistema que interactúa con los sistemas circundantes, las fincas son los actores esenciales para la realización del desarrollo sustentable (Van Passel et al 2007). Así, en conjunto con los productores, se debe analizar la sustentabilidad de los sistemas de producción, llevándolos a tomar decisiones apropiadas sobre cómo implementar técnicas y tecnologías apropiadas para alcanzar la mayor sustentabilidad de sus sistemas de producción.

Aunque la definición de producción sustentable es difícil, es necesario pasar de los intentos de definición hacia el desarrollo y el uso de herramientas concretas para la medición y promoción de logros de sustentabilidad reales (Van Passel et al 2007). Existen muchas propuestas metodológicas para la evaluación de sustentabilidad, pero cada una es específica para el lugar, tiempo y uso final para la cual se desarrolló. Así, el realizar una evaluación de sustentabilidad incluye elaborar una propuesta enfocada en las necesidades y objetivos finales de los evaluadores o público de interés en dicha evaluación. Para esto, es necesario formular indicadores, que son herramientas efectivas que pueden aportar información que serviría como base para decidir qué acciones realizar.

En la construcción de indicadores el objetivo es lograr medir en forma global la sustentabilidad de los sistemas de producción en sus diferentes dimensiones y el efecto de las prácticas de manejo sobre algunos componentes o recursos del sistema productivo agrícola (Loaiza Cerón et al 2014).

Todas estas definiciones concuerdan en que el desarrollo sustentable es la capacidad de satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las futuras. Esto requiere implementar estrategias como: optimizar el uso de los recursos naturales y en especial los no renovables, hacer un adecuado uso de agroquímicos y fertilizantes, lo que conlleva a darle mejor manejo y aprovechamiento a los recursos, generando mejor calidad de vida para los trabajadores y población de influencia y ofertando a su vez productos de mejor calidad para el consumidor. Estas prácticas, entre otras, conllevarían a tener sistemas sustentables, los cuales pueden abrir nuevos mercados y por ende obtener resultados económicos positivos, objetivo prioritario de los productores, sin necesidad de deteriorar el medio ambiente y sin explotar la mano de obra vinculada a los sistemas de producción.


Indicadores de sustentabilidad

Las actividades agrarias tienen una fuerte dependencia de los recursos naturales y la necesidad de satisfacer la demanda de alimentos a menudo lleva a la sobreexplotación de estos y al deterioro del ambiente. Por lo tanto, es esencial, el control ajustado de los recursos naturales y los cambios que se producen en ellos. Dentro de los recursos que depende la actividad agraria están la fertilidad del suelo y la biodiversidad, los cuales resultan difíciles de cuantificar y su deterioro no se refleja a corto plazo en los resultados productivos (Noguera 2003).

Dado que el deterioro de los recursos naturales agotables no se percibe a corto plazo, se deben construir herramientas que predigan los impactos ambientales para poder tomar correctivos en los sistemas de producción. Debe existir una serie de indicadores para identificar, definir y comunicar acerca de los temas de sustentabilidad; también para prever y supervisar los resultados de las decisiones políticas. Los buenos indicadores proporcionan información clave acerca de un evento físico, social o económico, permitiendo analizar las tendencias y relaciones de causa y efecto (Veleva y Ellenbecker 2001). Los indicadores son señales que resumen información relevante sobre un fenómeno específico, lo cual no sólo hace visible o perceptible un problema de interés, sino que lo destaca cuantitativamente y comunica la información principal (Frausto et al 2006).

En los últimos años, los indicadores de sustentabilidad se han convertido en un componente vital de las evaluaciones de impacto ambiental, el estado del medio ambiente y la presentación de diferentes tipos de informes. Esto ha aumentado la influencia de los indicadores de sustentabilidad en la gestión ambiental y en la elaboración de políticas para la toma de decisiones a todos los niveles. Sin embargo, la base científica del proceso de selección de los indicadores utilizados en informes ambientales todavía puede mejorarse significativamente (Niemeijer y de Groot 2008).

El uso de los indicadores de sustentabilidad se centra en realizar descripciones detalladas de las funciones, las interacciones y los elementos que permiten la viabilidad de los procesos productivos del agroecosistema, facilitando la identificación de las debilidades y las fortalezas del mismo. Con esto, al final es posible proponer alternativas de mejoramiento de los sistemas evaluados (Astier y López-Ridaura 2000). Estos indicadores permiten estructurar y actualizar un sistema de información para evaluar la situación de un territorio y analizar su evolución a lo largo del tiempo. Los indicadores representan herramientas para la comunicación de información científica y técnica, ya que pueden facilitar el acceso a la misma por diferentes grupos de usuarios, permitiendo transformar la información en acción (Masera y López-Ridaura 2000). De esta forma, los indicadores no son únicamente útiles para la valoración de situaciones o decisiones, también pueden desempeñar una función activa en el mejoramiento de los procesos de formulación, más comúnmente en lo que se refiere a la elaboración de políticas y la planificación por parte de las autoridades y también en el diseño de proyectos y estrategias por parte de los productores (Noguera 2003).

Los indicadores son necesarios para saber si un sistema de producción se está acercando o alejando de la sustentabilidad y pueden ser utilizados para educar a los agricultores y otras partes interesadas acerca de la producción sustentable. Además, pueden servir a los agricultores como una herramienta para medir sus logros hacia la sustentabilidad, permitiéndoles comparaciones entre el desempeño económico, social y ambiental de sus sistemas de producción. Los indicadores pueden informar a los responsables políticos sobre el estado actual y las tendencias de rendimiento de la comunidad o el desempeño del sector. Por último, los indicadores de sustentabilidad pueden fomentar la participación del público en los debates de sustentabilidad (Van Passel et al 2007). La importancia de un indicador de sustentabilidad radica en identificar los diferentes niveles de sustentabilidad de las distintas variables del sistema, como son: el uso de recursos naturales, insumos de producción, rendimientos y estrategias de manejo, distribución y acceso a los recursos productivos, posibilitando desarrollar alternativas para mejorar aquellas variables poco sustentables.

Los indicadores de sustentabilidad posibilitan comparar varios sistemas, permitiendo a los agricultores reconocer sus fortalezas y debilidades e identificar los sistemas más sustentables, convirtiéndolos en modelos demostrativos, donde los agricultores e investigadores intentan descifrar los procesos e interacciones ecológicas que posibilitan el mejor comportamiento de estos sistemas (Loaiza Cerón et al 2014).

Las características mínimas que deben tener los indicadores de sustentabilidad para ser útiles y válidos son: 1. Ser integradores, o sea, que den información sobre varias propiedades. 2. Estar libres de sesgo y ser fáciles de medir. 3. Estar construidos a partir de información que esté disponible y de fácil obtención. 4. Permitir la repetición de las mediciones. 5. Permitir la participación de la población de interés. 6. Ser fáciles de entender por los usuarios de la información. 7. Tener relevancia en el problema de estudio, proporcionando información relevante sobre el sistema en cuestión. 8. Permitir identificar el cambio que ocurre dentro del sistema. 9. Centrarse en aspectos prácticos y claros (Astier y López-Ridaura 2000, Harrington 1992, De Camino y Müller 1993, Thomassen y de Boer 2005).

En otras palabras, (Niemeijer y de Groot 2008) expresaron que un indicador debe cumplir los siguientes requisitos fundamentales: tener una base científica sólida, tener un historial probado, proporcionar información a las escalas espaciales y dentro de plazos adecuados y tener propiedades estadísticas que permitan una interpretación inequívoca. Los datos que los componen deben de ser de fácil manejo, no requerir excesivas habilidades para recolectar los datos, deben de ser relativamente insensibles a las fuentes previstas de interferencia, deben ser compatibles con los indicadores desarrollados y utilizados en otras regiones, y, por último, los beneficios de la información que proporciona el indicador deben ser mayores que los costos de su uso.


Metodologías para la selección de indicadores de sustentabilidad

Para medir la sustentabilidad de los sistemas de producción se debe construir un indicador específico, que esté compuesto por otros indicadores simples, que se puedan medir en el campo, que satisfagan las expectativas de los investigadores, productores y público en general, y que abarquen las tres dimensiones de la sustentabilidad (social, ambiental y económica). Debido a la multiplicidad de indicadores propuestos en la literatura para evaluar la sustentabilidad de los sistemas de ganadería, es necesario implementar un proceso de selección transparente y documentado, que evite la toma de decisiones arbitrarias y garantice la credibilidad de la evaluación (Lebacq et al 2013). La Comisión Nacional de Ciencia para la Silvicultura Sustentable (NCSSF 2005) expresó que el cuello de botella en la selección y uso de indicadores no es la falta de buenos indicadores o de buena ciencia, sino la falta de un proceso claro para la selección de indicadores. La fiabilidad de las medidas identificadas es cuestionada con frecuencia, al menos en parte porque la selección de los indicadores a menudo ha carecido de transparencia, inclusión social, y/ o un proceso estructurado lógico de la selección de indicadores.

El reto consiste en seleccionar un conjunto de indicadores capaz de representar exhaustiva y fiablemente la complejidad del sistema, que muestre el estado actual económico, social y medioambiental, al igual que su transición hacia la sustentabilidad (Binder et al 2010).

Muchos estudios de sustentabilidad no mencionan ningún criterio de selección formal de los indicadores utilizados en la construcción del indicador de sustentabilidad general y cuando se utilizan criterios de selección se aplican normalmente a los indicadores de forma individual, sin tener en cuenta el contexto en que se presentan. A menudo, no se aplican criterios formales de selección, que estén relacionados con la calidad y utilidad de los análisis, sino más bien a la facilidad, costos y otras circunstancias propias de cada investigación. Como resultado, el proceso de selección de indicadores queda sujeto a decisiones arbitrarias tomadas por cada investigador.

En otros estudios se han aplicado diferentes metodologías para seleccionar e integrar indicadores de sustentabilidad, pero no se ha llegado a un consenso sobre cuál es la metodología más adecuada para la selección de estos, con lo que la cuantificación de la sustentabilidad agrícola presenta problemas operativos. La mayor dificultad consiste en la interpretación de la combinación de los indicadores, lo cual es un obstáculo para utilizarlos como una herramienta práctica. Este problema ha sido enfrentado mediante la aplicación de diversos métodos de agregación de estas combinaciones de indicadores multidimensionales en índices o indicadores compuestos (Gómez-Limón y Sanchez-Fernandez 2010), pero como aún no existe un consenso entre todos los actores interesados en el tema, todavía no se tiene una metodología bien definida.

Varios criterios de selección son utilizados en evaluaciones de la sustentabilidad para seleccionar indicadores de una manera transparente y la importancia dada a cada uno depende del contexto y el objetivo del estudio. Por otra parte, el significado preciso de estos criterios, como "viabilidad" o "relevancia", a veces varía entre los autores, resaltando la falta de una metodología común para comparar indicadores (Bockstaller et al 2009). Es entonces necesario estudiar más este tema y plantear metodologías que ayuden a consolidar los criterios de selección de indicadores, dando mayor credibilidad a los estudios de sustentabilidad.

Entre las metodologías disponibles para la selección de indicadores se encuentra el método Delphi, que es una técnica de comunicación estructurada, desarrollada como un método de predicción sistemático interactivo, que se basa en un panel de expertos. Es una técnica prospectiva para obtener información esencialmente cualitativa, pero relativamente precisa, acerca del futuro. Su objetivo es la consecución de un consenso basado en la discusión entre expertos mediante un proceso iterativo y se basa en la elaboración de un cuestionario que ha de ser contestado por cada experto. Una vez analizados los resultados, se realiza otro cuestionario para ser contestado de nuevo por los mismos expertos, tras darles a conocer los resultados obtenidos en la anterior consulta. El proceso puede repetirse varias veces hasta alcanzar cierto nivel de consenso. Finalmente, el responsable del estudio elaborará sus conclusiones a partir del análisis estadístico de los datos obtenidos. El resumen de los juicios de los expertos (en las formas de evaluaciones cuantitativas y comentarios escritos) es provisto como retroalimentación a los mismos expertos como parte de una ronda siguiente de cuestionario. A continuación, los expertos revalúan sus opiniones a la luz de esta información, y un consenso de grupo tiende a emerger. La técnica Delphi se basa en el anonimato de los participantes, las respuestas del grupo en forma estadística, la repetitividad y retroalimentación controlada.

Dentro de las ventajas del método Delphi está la integración de un grupo interdisciplinario que genera un análisis más objetivo y global de los indicadores, disminuyendo los sesgos en el análisis. Además, en esta técnica se tiene en cuenta diferentes grupos, entre ellos los agricultores, lo que la hace más participativa. Entre las desventajas está la deserción por parte de los expertos en el transcurso del proceso, haciendo necesaria una buena selección de los mismos.

En algunos estudios los indicadores son seleccionados por los investigadores partiendo de una concepción teórica vinculada a un entendimiento crítico de la sustentabilidad. Esta metodología tiende a presentar mayor sesgo, debido a que no necesariamente se consideran muchos factores que intervienen en la sustentabilidad como pueden ser los componentes de las variables económicas, sociales, técnicas y sociales, los cuales se presentan en el transcurso de las investigaciones.

Después de tener una propuesta de indicadores y de recopilar la información de los mismos, se debe de realizar un análisis estadístico multivariado de los datos donde se define cuáles de los indicadores propuestos no son útiles en la investigación. Este análisis consiste en realizar una serie de pruebas estadísticas con dos objetivos: a) comprobar que no existe una correlación significativa entre los indicadores seleccionados (para evitar problemas de doble contabilidad en la etapa de agregación) y b) para identificar grupos de indicadores que son estadísticamente similares, con el fin de simplificar la interpretación de los resultados. Entre los análisis multivariados más utilizados en la selección de indicadores están el Análisis de Componentes Principales y la técnica de clúster.

Luego de tener el grupo de indicadores de sustentabilidad final se debe de realizar la normalización de los datos, la cual es esencial antes de agregar los indicadores, ya que estos por lo general se han calculado utilizando diferentes unidades de medida. Por lo tanto, necesitan ser expresados en unidades homogéneas con el fin de permitir que sean comparados y poder realizar operaciones aritméticas en ellos. Teniendo los indicadores normalizados, se deben ponderar y asignarles pesos relativos. Esto permite distinguir la importancia relativa de los indicadores utilizados. El procedimiento de asignación de los pesos es muy controvertido, ya que existen varios procedimientos válidos para hacerlo, produciendo resultados diferentes. Por esta razón, varios estudios han sido fuertemente criticados por su asignación "arbitraria" de estos pesos (Gómez-Limón y Sanchez-Fernandez 2010).

Las técnicas de ponderación para la construcción de índices se pueden dividir en "positivas" y "normativas" (Fernández 2010). Las técnicas positivas o endógenas son las que permiten obtener los pesos de los indicadores de base a través de procedimientos estadísticos, sin tener que incluir juicios de valor de su importancia relativa. Entre estas técnicas, se pueden mencionar aquellas que se basan en el análisis de componentes principales (PCA), análisis envolvente de datos (DEA) y el análisis de regresión múltiple. Técnicas normativas o exógenas intentan asignar diferentes pesos a los indicadores en función de la opinión de expertos y decisores externos (AHP), como por ejemplo el análisis de Pareto.


Indicadores de sustentabilidad en lechería especializada a nivel mundial

Aunque no hay una base estándar de indicadores de sustentabilidad para la lechería especializada, esta parece ser la herramienta más utilizada para las evaluaciones de este tipo en sistemas de producción animal. De las herramientas existentes, pocas están diseñadas para ser utilizadas por los productores, quienes deberían desempeñar un papel fundamental en la evaluación de la sustentabilidad; dado que ellos gestionan directamente los sistemas de producción de lechería especializada e implementan nuevas técnicas que pueden hacerlos más o menos sustentables (Bélanger et al 2012).

A nivel mundial se han desarrollado diferentes evaluaciones de la sustentabilidad de los sistemas de lechería especializada, en las cuales se han utilizado diferentes indicadores de acuerdo a los propósitos de los investigadores. Esto ha dependido de las condiciones donde fueron desarrolladas, los presupuestos disponibles y la disponibilidad de datos.

Como ejemplo se cita el trabajo de Van Calker et al (2008), quienes reportaron los pesos asignados por cinco grupos objetivos diferentes, a un conjunto de indicadores de sustentabilidad para sistemas de producción de lechería especializada en Holanda (Tabla 1). Los valores de la tabla muestran como dependiendo del grupo de expertos que evalúe los indicadores, le dan un peso específico a cada uno, generando subjetividad en la implementación de estos indicadores

Tabla 1. Pesos asignados a los indicadores de sustentabilidad por diferentes grupos objetivos
en sistemas de lechería especializada


% Sust. Ambiental

% Sust. Económica

% Sust. Social

Productores

16

42

42

Consumidores

38

13

49

Industriales

22

33

45

Políticos

32

32

36

Sociedad

24

33

43

Por su parte, Bélanger et al (2012) en Canadá, evaluaron la sustentabilidad agroambiental en sistemas de producción de lechería especializada, donde evaluaron diferentes variables ambientales. Al iniciar la investigación se plantearon 102 variables para la conformación del indicador agroambiental, de las cuales finalmente se escogieron 13, ya que algunas variables no aportaban nada o simplemente podían ser explicadas por otras. Hubo variables que aunque eran importantes para el indicador de sustentabilidad agroambiental, no fueron tomadas en cuenta por no cumplir con los criterios de un buen indicador, ya que eran difíciles de medir o la obtención de los datos era muy costosa. Después de la selección de las variables que conformaron el indicador agroambiental, estos autores reportaron facilidad en la recolección de la información, ya que en el estado de Quebec, donde se realizó la investigación, existe un plan de fertilización agroambiental, el cual es de carácter obligatorio para todos los sistemas de producción de leche y recopila gran parte de la información ambiental requerida por los investigadores, por lo que dicha información se encontraba muy completa, confiable y disponible para esta investigación.

Van Calker et al (2008), realizaron una evaluación de la sustentabilidad de un sistema de producción convencional de lechería especializada y de un sistema de producción orgánico en Holanda. Para esta evaluación se tuvieron en cuenta una variable económica (rentabilidad), cinco sociales (condiciones de trabajo, seguridad alimentaria, bienestar de los animales, salud animal y calidad del paisaje) y siete ambientales (eutrofización, calidad del agua subterránea, deshidratación del suelo, acidificación, calentamiento global, eco toxicidad terrestre y acuática). Los autores reportaron que es más sustentable la granja convencional que la orgánica, posiblemente porque las granjas orgánicas son menos intensivas y tienen una menor producción de leche, lo que las hace menos rentables económicamente. Debe aclararse que en ese estudio, los expertos dieron mayor peso a los indicadores económicos.

En España Gómez-Limón y Sánchez-Fernández (2010), establecieron diferentes porcentajes para la sustentabilidad dependiendo del enfoque, ya fuera ambiental (30%), económica (33%) y social (37%) reforzando lo mencionado con respecto a la subjetividad en cuanto a los porcentajes y pesos que se les da a estas variables.

Para disminuir la subjetividad en la construcción de los indicadores y realizar una selección transparente se debe partir de una lista de todos los posibles indicadores, para luego depurarlos por los diferentes métodos existentes y trabajar con los más convenientes para la investigación. En este proceso de depuración se pueden descartar indicadores importantes para el estudio, pero que no cumplen con algunos atributos de los indicadores, ya que pueden ser de difícil acceso o muy costosos.

Para la obtención de unos buenos indicadores se deben incluir las opiniones y conocimientos de los productores, ya que estos influyen directamente en las variables a evaluar. Los indicadores deben de ser de fácil entendimiento para los productores, ya que estos son los que pueden cambiar las prácticas de manejo de los sistemas productivos para hacerlos más o menos sustentables.


Indicadores de sustentabilidad en Latinoamérica

García y Modernel (2009), estudiaron la sustentabilidad de los sistemas lecheros familiares de Uruguay, evaluando seis variables sociales (participación general, participación productiva, formación, calidad de vida subjetiva, calidad de vida estructural y sucesión), cuatro económicos (ingreso por integrante, uso de estrategias de apoyo a la producción, nivel de endeudamiento por hectárea y tierra por heredero) y nueve agroecológicos (riesgo de contaminación de aguas profundas, riesgo ambiental por efluentes, ecuación universal de riesgo de pérdida de suelo, manejo de monte nativo, manejo de campo natural, prevención personal en la aplicación de agroquímicos, condiciones ambientales para la aplicación de agroquímicos, manejo de los envases, lavado y carga del producto). Dicha evaluación mostró bajos ingresos para los productores, pocas expectativas de que las nuevas generaciones continuaran con los sistemas de producción y un notorio problema de la conservación del suelo. Dentro de las fortalezas de la metodología utilizada se reportó la fácil y rápida aplicación de los indicadores, el aporte de nuevas variables que no eran manejadas en el país hasta el momento de la investigación. Entre las debilidades se reportaron la falta de precisión cuantitativa de algunos de los indicadores agro-ecológicos, debido a la dificultad o costo de su medición directa, la dificultad de integrar al análisis procesos sociales, económicos y ecológicos que sobrepasan el nivel predial, pero que determinan fuertemente la viabilidad de este tipo de sistemas y de sus efectos en el territorio.

En este mismo país, en el departamento de San José, un estudio de Tommasino et al (2012), evaluaron la sustentabilidad de tres sistemas de producción de leche, utilizando 15 variables para las tres dimensiones evaluadas (6 sociales, 4 económicas y 5 ecológicas); se reportó alta satisfacción de los productores en cuanto a la calidad de vida, bajos niveles de agremiación entre los productores y bajos niveles de formación educativa, un alto nivel de sucesión y bajos niveles en cuanto al manejo del suelo y de los efluentes. Además, observaron las siguientes deficiencias y dificultades en la aplicación de los indicadores de sustentabilidad: 1. No todas las variables que explican la sustentabilidad se pueden tener en cuenta, ya que esta herramienta debe ser fácil de implementar y muchos de los datos requeridos son costosos, difíciles de recolectar o necesitan mucho tiempo para su recolección. 2. La mayoría de las variables que conforman los indicadores sociales son de carácter cualitativo, lo que dificulta la integración con los demás componentes de la sustentabilidad y le aporta subjetividad a las investigaciones. 3. No hay una ponderación estándar de los pesos de los indicadores para las evaluaciones de sustentabilidad, lo que conduce a que cada investigación realice sus propias ponderaciones y asigne los pesos que crea conveniente y 4. Como cada investigación crea sus propios indicadores, no se encuentran estándares o valores de referencia en cuanto a la sustentabilidad de los sistemas de producción de lechería, lo que impide las comparaciones entre las diferentes investigaciones.

En la evaluación de la sustentabilidad en sistemas de lechería especializada del Departamento de Antioquia, Colombia, Ríos (2010), propuso un indicador de sustentabilidad que incluía indicadores ambientales, económicos, técnicos y sociales. El indicador ambiental incluyó variables de protección y conservación de las fuentes de agua, periodo de ocupación y descanso de potreros, capacidad de carga, erosión, uso de plaguicidas, prácticas de conservación del suelo, tratamiento de excretas, destino de aguas residuales, compactación del suelo y densidad de lombrices. En el indicador económico se incluyeron las variables costo de producción del litro de leche, relación beneficio/costo, margen bruto, rentabilidad, punto de equilibrio y margen de seguridad. El indicador técnico incluyó las variables producción de leche vaca/día, intervalo entre partos, días abiertos, número promedio de partos del hato al año, certificación de hato libre de brucelosis y tuberculosis, relación leche: concentrado, duración de la lactancia y tasa de natalidad. Finalmente, en el indicador social se tuvieron en cuenta la calidad de vida, grado de satisfacción del recurso humano, consenso social, acceso al mercado, apoyo institucional y facilidades de acceso al crédito. A partir de esta propuesta inicial de variables, se realizó un análisis de componentes principales, eliminando las variables redundantes y/o que aportaban poco en la investigación. Finalmente, se construyeron los indicadores con las variables seleccionadas. En la construcción de dichos indicadores le asignó un peso a cada una de las variables seleccionadas según los criterios de un grupo interdisciplinario de expertos, donde participaron especialistas en el área económica, social, técnica y ambiental, que aportaron un análisis desde diferentes puntos de vista.

Debido a la gran diferencia entre las zonas de vida, los sistemas de producción, los grupos de investigación, los diferentes públicos objetivos, entre otros factores, se imposibilita la creación de indicadores estándar para las evaluaciones de sustentabilidad. En la tabla 2, se presentan los pesos asignados a cada uno de los indicadores ambientales, económicos, técnicos y sociales en diferentes evaluaciones de sustentabilidad en sistemas de producción de lechería especializada en algunos países de Latinoamérica.

Tabla 2. Pesos asignados a los indicadores de sustentabilidad en sistemas de producción de lechería especializada Latinoamérica.

Autor

País

Sust. Ambiental

Sust. Económica

Sust. Técnica

Sust. Social

(Ríos 2010)

Colombia

10%

40%

30%

20%

(Arias- Reverón et al 2012)

Costa Rica

24%

25%

36%

15%

(Murillo et al 2004)

Costa Rica

21%

32%

26%

21%

En los datos presentados anteriormente y comparados con los datos que se presentan para los indicadores a nivel mundial, se evidencia que sin importar el lugar donde se realice la evaluación, la subjetividad que tiene esta herramienta es la que prima, ya que depende de la percepción de cada investigación, grupo de interés, zona de evaluación, expertos que evalúen los indicadores, sistema de producción, la ubicación y el objetivo de la evaluación, entre otros factores. Resaltando de esta manera, las deficiencias y dificultades en la aplicación de los indicadores de sustentabilidad y llevando a que se presenten diferencias para todos los casos.


Conclusiones


Agradecimientos

Este artículo hace parte del proyecto “Fortalecimiento de la producción de la cadena láctea del distrito Norte Antioqueño”, convenio Nº 2012AS180031 firmado entre La Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural del Departamento de Antioquia, La Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín) y La Universidad de Antioquia con recursos del Sistema General de Regalías- SGR.


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Received 16 November 2016; Accepted 17 November 2016; Published 1 January 2017

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